viernes, 13 de diciembre de 2013

EL CARDO


También podemos referirnos a él como cardo de huerta y en América, a veces, se le conoce como cardo de Castilla, ya que fue introducida allí por los españoles.
Las partes comestibles del cardo son las pencas, es decir, los pecíolos de las hojas; pero las internas que son las más tiernas. La ternura y el color claro de las pencas se consiguen después de un periodo de blanqueo que el agricultor realiza por diversos métodos en el campo de cultivo. Lo más sencillo es recoger y atar todas las hojas, manteniéndolas así entre uno y dos meses antes de la cosecha. En ese tiempo, la falta de luz hace blanquear a todas las hojas interiores y particularmente a las de nuevo crecimiento.

 
Cardos atados para blanqueo
 

Tras el blanqueo se corta la mata y se limpia de las hojas más externas, hasta que llegamos a las de color verde claro o blanquecino. En general, cuanto más blancas sean las pencas más internamente se han desarrollado y, por tanto, más tiernas son.

 
Manojo comercial de cardo
 

Hay que decir que en algunas zonas, como Valencia, el cardo no se blanquea, ya que se hace un consumo algo distinto, más de puchero que como hortaliza. En realidad, solo en el valle medio del Ebro (Aragón, Rioja, Navarra y aledaños) se dan las condiciones más adecuadas para el cultivo del cardo como hortaliza y donde se concentra la mayor parte de la industria conservera. La conserva en frasco de las porciones de cardo ya cocido y listo para arreglar, se está haciendo últimamente muy populares en nuestro país por su gran calidad. Ésta, como en el caso de la alcachofa, viene asociada al grado de blanqueo, siendo el más blanco el más apreciado. 
 
Conserva de calidad
 
 
También se puede congelar

Clasificaciones.

1. Amargos y dulces.
Uno de los problemas que tiene el consumo de cardo es su posible amargor. Parece ser que éste se debe a principios químicos no identificados que desaparecerían de la planta por efecto de las heladas. Por eso, los entendidos dicen que no hay que consumirlo hasta que no se hayan producido las primeras heladas. De todas formas, si se utiliza antes de las heladas, un consejo es cambiar el agua de hervido un par de veces antes de servirlo.
Realmente, el hecho de que en el Valle del Ebro y alrededores tengamos unos inviernos más rigurosos, podría ser la clave de que su cultivo esté ligado a esta zona. Y de que sea el primer plato de la cena de Nochebuena.


 
Cardos cubiertos de nieve
 
2. Verdes y blancos. Tiernos y fibrosos.
Si dejamos a un lado las variedades para puchero, como puede ser la variedad ‘Blanco de Valencia’, tenemos dos importantes variedades de huerta que son ‘Verde de Peralta’  y ‘Blanco Lleno sin Pinchos’. Pero prácticamente todas las localidades del área del Ebro, tienen su propia variedad de cardo, casi todas dentro de esas dos grandes variantes de Verdes y Blancos, que en realidad son respectivamente verde oscuro y verde claro.
Las denominaciones de Verdes y Blancos se deben a que las variedades, antes del blanqueo, pueden ser ya de por sí más o menos blanquecinas. Cuanto más blancas son, es menos necesario llegar a las pencas más profundas para obtener pencas blancas. Esto quiere decir que si en las variedades Blancas no es necesario llegar al interior de la mata para conseguir las pencas adecuadas para el consumo, estaremos utilizando pencas blancas intermedias que son más fibrosas. Por eso, los entendidos dicen que prefieren consumir la pencas procedentes de las variedades que antes del blanqueo son de color verde oscuro, que las que son verde claro, pues eso les asegura unas pencas más tiernas, por proceder de una parte más interna de la planta. Por otro lado, existe un truco para detectar el grado de ternura en un cardo antes de su consumo. Basta con observar en un corte transversal la consistencia de la penca. Cuanto más llena esté más tierna es, o cuantos más huecos veamos más fibrosa resultará.
 
 
Gradiente de pencas llenas a huecas

3. Rojos o violetas.

También se conocen cardos con la penca tintada de violeta, como el ‘Rojo de Agreda’, el ‘Rojo de Corella’, el ‘Rojo de Tauste’, etc. Curiosamente estos rojos son tradicionalmente reservados, en sus pencas más tiernas, para su consumo en ensalada. Probablemente la presencia de los pigmentos antociánicos les dan un sabor más deseable para su consumo en crudo. También en Francia reservan los rojos para ensalada y, precisamente allí, a este tipo de cardo le llaman ‘Cardo de España’.
 
 
Pencas blancas

 
Pencas violetas procedente de cardo rojo
 
 
4. De hoja hendida y hoja de alcachofa.

En principio, aunque la hoja sea muy diferente, los cardos de hojas hendidas no tienen diferencias sustanciales con los de hoja ancha tipo alcachofa.
 
A la izda. hoja tipo alcachofa y a la dcha. típica hoja hendida del cardo.
 
 
Bueno estamos en el momento de comprar un cardo para la cena de Nochebuena. Una vez limpio y cocido le va mucho arréglalo con una salsa bechamel salpicada de piñones, almendra picada, etc.. Así resulta muy, muy digestivo. Vamos que deja el estómago entonado para el segundo plato. Que aproveche.
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 
 
 

sábado, 7 de diciembre de 2013

ODA A LA ALCACHOFA DE PABLO NERUDA.


Seguramente que los europeos también introdujeron la alcachofa en Chile. Como prueba esta magnífica oda del premio nobel chileno. Que la disfruten. No todo va ser horticultura.


ODA A LA ALCACHOFA

La alcachofa de tierno corazón se vistió de guerrero, erecta, construyó una pequeña cúpula, se mantuvo impermeable bajo sus escamas, a su lado los vegetales locos se encresparon, se hicieron zarcillos, espadañas, bulbos conmovedores, en el subsuelo durmió la zanahoria de bigotes rojos, la viña resecó los sarmientos por donde sube el vino, la col se dedicó a probarse faldas, el orégano a perfumar el mundo, y la dulce alcachofa allí en el huerto, vestida de guerrero, bruñida como una granada, orgullosa, y un día una con otra en grandes cestos de mimbre, caminó por el mercado a realizar su sueño: la milicia. En hileras nunca fue tan marcial como en la feria, los hombres entre las legumbres con sus camisas blancas eran mariscales de las alcachofas, las filas apretadas, las voces de comando, y la detonación de una caja que cae, pero entonces viene María con su cesto, escoge una alcachofa, no le teme, la examina, la observa contra la luz como si fuera un huevo, la compra, la confunde en su bolsa con un par de zapatos, con un repollo y una botella de vinagre hasta que entrando en la cocina la sumerge en la olla. Así termina en paz esta carrera del vegetal armado que se llama alcachofa, luego escama por escama desvestimos la delicia y comemos la pacífica pasta de su corazón verde.

Pablo Neruda
 
 
Dos aguerridas alcachofas
 
 

Por cierto, parece que María cocina la alcachofa entera. O quizás es una licencia poética.

 
 

viernes, 29 de noviembre de 2013

LA ALCACHOFA


Antes de entrar en materia, para los que consulten bibliografía en inglés hay que advertir que el término alcachofa en inglés es Globe Artichoke, porque hay otra artichoke en inglés que es Jerusalem Artichoke que puede confundirnos pero que es una especie muy diferente, concretamente la pataca (Helianthus tuberosus), pariente del girasol (Helianthus annuus).

En la entrada de este blog de las Asteráceas, ya hablamos  de dos hortalizas muy próximas entre sí alcachofa y cardo de huerta. Ahora vamos a dedicarnos a la alcachofa, también conocida como alcaucil en Andalucía y Argentina

De la alcachofa, al igual que del cardo, que son la misma especie botánica (Cynara cardunculus), ya sabían los antiguos egipcios. El cultivo de la alcachofa en España está documentado desde el tiempo de los romanos por nuestro compatriota Columela.

Probablemente la alcachofa fue el resultado de la selección dentro de los cardos de aquellas plantas que, por su ausencia de espinas en el capítulo floral, permitían un consumo fácil. Aprovechando la capacidad de rebrotación o ahijado de la especie, seleccionaron variedades de alcachofa de propagación vegetativa, es decir variedades clonales, de tal forma que hoy el cardo se propaga por semilla y la alcachofa vegetativamente, mediante zuecas, esquejes, etc. Recientemente se han introducido alcachofas propagadas por semilla.

 
Zuecas de alcachofa
 
Actualmente, la alcachofa es un producto muy conocido en todos los países ribereños del mediterráneo, pero muy poco en el resto del mundo, salvo algo en Argentina y California (EEUU)adonde debió ser llevada por los inmigrantes europeos. En el mediterráneo, curiosamente tiene la misma distribución geográfica que el olivo. En España se cultiva principalmente en toda la zona mediterránea (para producción de invierno) y en el valle del Ebro (para producción de primavera).
Valor culinario.
Un capítulo o cabeza de alcachofa no es sino una inflorescencia, es decir, un conjunto de cientos de flores protegidas por varias capas de brácteas. Se consumen las brácteas más internas y blanquecinas, o sea las más carnosas, y la base en la que se asientan, el receptáculo. En ocasiones, también se consume la parte tierna de la porción de tallo con el que la alcachofa llega al mercado. En cualquier caso, la parte comestible, es decir no fibrosa, alcanza su mayor proporción cuando el capítulo ha alcanzado el máximo desarrollo pero todavía mantiene las brácteas apretadas o cerradas, momento en el que se realiza la recolección. El estado anteriormente descrito se corresponde con ausencia de pigmentaciones violetas en las brácteas interiores y con un escaso desarrollo de las flores en el receptáculo, es decir, con una escasa presencia de lo que se denomina 'pelo'.  Por ello, en el mercado debemos elegir capítulos tersos, consistentes y de superficie limpia y brillante. Hay que tener en cuenta que en las épocas de calor, la evolución de los capítulos a malas condiciones para el consumo es muy rápida.
 
Estado idóneo para consumir la alcachofa.
 
Lo más corriente es consumir, de formas muy diferentes, la parte más tierna del capítulo una vez cocida. Pero también puede consumirse la parte tierna de las brácteas exteriores, las que habitualmente se desechan, después de asar el capítulo completo. Tras su asado, las brácteas son tomadas manualmente, de una en una, para ser impregnadas en una salsa al gusto, preparada al efecto, antes del consumo chupando la parte tierna de las mismas.
Para asar también podemos utilizar capítulos muy pequeños, es decir, muy tiernos, que, desprovistos de las partes externas más fibrosas, pueden ser asados y directamente consumidos aderezados con un chorrito de aceite de oliva.
En las zonas donde el cultivo es tradicional, también se consumen las pencas de los rebrotes tiernos, al igual que se hace con el cardo. A dichos rebrotes se les denomina de diversas formas, como esqueje o cardillo de alcachofa. En Aragón se suelen encontrar en primavera temprana en los mercados más populares como el Mercado Central de Zaragoza.
El 40% de las alcachofas españolas son transformadas industrialmente, mediante conserva tradicional y congelación. Se ofrecen dos tipos principales de conserva, los ‘corazones’, que son las inflorescencias preparadas como para el consumo casero, es decir, sin las brácteas externas, y ‘fondos’, que son como las anteriores pero desprovistas de todas las brácteas y el ‘pelo’. También se elaboran cuartos o mitades de ‘corazones’. En el caso de la conserva tradicional los ‘corazones’ o ‘fondos’ se cuecen para facilitar su consumo. El congelado y la conserva en frasco dan una mejor calidad organoléptica que la conserva en lata.
 
 
Conserva de corazones.

 

 
Valor dietético.
 
La parte comestible de la alcachofa es un alimento bastante equilibrado.  Tiene en su materia seca un alto porcentaje de azúcares totales (48%), la mayor parte de ellos inulina (glúcido de bajo poder calórico que hace a la alcachofa una hortaliza muy indicada para la dieta de los diabéticos) y proteínas (21%) de los más altos de todas las hortalizas.  Las grasas representan el 1,6% y la fibra bruta es baja (10%), lo que facilita su digestión (claro, siempre que se haga una limpieza esmerada de las partes externas más fibrosas).  En cuanto a su composición en elementos minerales destaca por sus altos contenidos en potasio (2%) y hierro (0,01%).
Es un alimento de unas cualidades organolépticas muy apreciadas. Su palatabilidad se debe, no solo a la presencia de azúcares en abundancia, sino también a la presencia de compuestos fenólicos, flavonoides y derivados del ácido cinámico. Estos compuestos, junto con algunos sesquiterpenoides, contribuyen a determinar el gusto ligeramente amargo tan característico de la alcachofa.
 
Aparte de su uso como hortaliza, ya sea para consumir sus capítulos inmaduros ya las pencas de sus hojas, la alcachofa ha tenido siempre reconocidos efectos terapéuticos, concretamente de protección hepática, anticolesterizantes, diuréticos y antirreumáticos. Una mayor protección hepática se consigue con extractos de silymarina a partir de las semillas, que se pueden conseguir en farmacias y herboristerías. En estos casos se utiliza como fuente del producto una especie próxima, el cardo Mariano (Silybum marianum) muy frecuente en nuestras huertas.
 
 
Calendario de cosecha y comercialización
  

La alcachofa se cultiva al aire libre, siendo una típica hortaliza de producción de otoño-invierno, a partir de los cultivos mediterráneos, y de primavera, a partir de los cultivos del interior peninsular. Últimamente, la aparición de un nuevo tipo de variedades (de propagación por semilla) está permitiendo la producción de verano. Y más importante aún, el acceso fácil del cultivo de esta hortaliza a los hortelanos que tengan dificultades para conseguir zuecas.
 
 
 
 
Plantitas de alcachofa procedentes de semilla.
 
 
Los diferentes mercados suelen requerir alcachofas de distinto tamaño y con diferente longitud de tallo.  Aunque su perecibilidad es alta no se suelen refrigerar, sino comercializarlos con diligencia.  O son transformadas industrialmente como ya se comentó más arriba.
 
 
Columela L.J.M. 42. Los doce libros de agricultura. Edición facsímil de la traducción al castellano de J.M. Álvarez de Sotomayor y Rubio (1824). Sociedad Nestlé. Santander, 1979.






 
 


Más información sobre la alcachofa es este blog en las entradas de 24/3/2014 y 7/2/2015
 
 
 

 
 
 

viernes, 1 de noviembre de 2013

¿HAY HORTALIZAS TRANSGÉNICAS EN EL MERCADO?



A veces me hacen esa pregunta. Esta cuestión hay que resolverla cuanto antes. La respuesta es NO.

No soy partidario de las plantas transgénicas, en otro momento explicaré el porqué, pero tampoco que se alarme a la gente innecesariamente con los transgénicos. Una vez vi un cartel haciendo referencia a un huerto escolar en Zaragoza, magnifica iniciativa la de los huertos escolares, que decía ZONA LIBRE DE TRANSGENICOS. Me parece que este tipo de advertencias es perverso. ¿Quiere decir que las lechugas, judías, acelgas, etc. que había en ese huerto eran de fiar y las hortalizas que podamos comprar en la tienda no lo son?  También se dice que los nuevos tomates ‘larga vida’, duros como piedras, son transgénicos, cuando no lo son. Se han obtenido mediante mejora clásica, aunque el resultado sea muy pobre. Pero beneficioso porque ha llevado a la gente a cultivar los tomates de toda la vida, por ejemplo el tomate rosa de la zona de Huesca. En fin, hay que llevar cuidado y no alarmar al ciudadano. De momento no se conocen o no se comercializan hortalizas transgénicas. Ni creo que aparezcan pues la presión popular en contra es muy fuerte a nivel internacional.

sábado, 19 de octubre de 2013

LOS COLORES DEL PIMIENTO


PIMIENTOS: Rojos, anaranjados, amarillos, verdes, blanco-marfil, morados y negros.

 
Los frutos inmaduros de pimiento suelen ser verdes, aunque en Centroeuropa los hay también amarillos e incluso color marfil. Los pimientos maduran en color rojo pero también en anaranjado y amarillo, éstos muy corrientes en Italia, y en muy contadas ocasiones, morados y negros como las berenjenas.
Así que hay diferentes evoluciones en la maduración de los frutos de pimiento, la más corriente de verde a rojo.

 
Figura 1
                                                                                      

También de verde a naranja, pasando por amarillo.

 
Figura 2
 
 
 
Desde el punto de vista del consumidor sobre todo importa el color maduro, ya que los colorantes rojos son carotenos (provitamina A) de gran efecto beneficioso en la salud. Se encuentran en mayor cantidad en los frutos rojos que en los amarillos o anaranjados. Así que se puede elegir. En principio, los rojos tienen más antioxidantes carotenoides que los anaranjados, pero conozco algún caso de personas a las que los rojos les resultan indigestos y no ocurre así con los que maduran en naranja.

Respecto al color inmaduro, depende del contenido en pigmentos clorofílicos y puede ir de color prácticamente blanco (ausencia de clorofila) a amarillos y verdes. En principio, al contenido en clorofila, tan abundante en las plantas, se le suele reconocer  diversas propiedades antioxidantes, con efectos beneficiosos para la salud. A continuación tenemos un ejemplo de blanco marfil inmaduro virando a rojo.

 
Figura 3


                                                                                                    
Finalmente los colores morados pueden tener dos orígenes. En estado inmaduro por la presencia de antocianinas que ocultan el verde, así que tenemos dos pigmentos colorantes presentes en el fruto, clorofila y  antocianinas. En la figura siguiente se observa el desarrollo de las antocianinas sobre el verde de los frutos. En realidad este fenómeno solo se produce si la planta de pimiento pasa frío.

 
 
Figura 4
 
 
En estado maduro el color morado no se debe a los pigmentos antociánicos sino a que en el proceso de maduración a rojo, la presencia de un gen muy particular impide la degradación de la clorofila que unida a los carotenos producen un color entre morado y negro. En la figura 5 el fruto de la derecha en realidad tiene pigmentos carotenoides rojos pero la no degradación de la clorofila da el color negro. Es decir, verde más rojo igual a negro.

 
Figura 5

Prácticamente todas estas variaciones en color, tan perceptibles al ojo humano, son producidas por caracteres monogénicos.

En España, tradicionalmente, el color determina el tipo de consumo. Así, los frutos rojos suelen asarse, deshidratarse o, una vez en este estado, se muelen para producir pimentón. También se pueden consumir frescos en ensaladas. Los verdes y amarillos, según variedades, se fríen, encurten o también se utilizan crudos en ensaladas. Pero más adelante volveremos sobre este tema.

 








 




 


 
 
 


domingo, 6 de octubre de 2013

LA BORRAJA


Y, claro, siendo este blog zaragozano hay que hablar de la borraja.

Las primeras referencias escritas de la borraja, como de tantas otras especies, se deben a los griegos, pero ni esta cultura ni la de romanos o los hispanoárabes, hicieron referencia a su cultivo sino a sus propiedades medicinales. No obstante, dada su popularidad actual y casi exclusiva en todo el valle del Ebro, particularmente en Aragón, podemos suponer que fue en esta zona donde se aclimató para su cultivo. En el resto de España y en Europa la borraja es conocida como planta medicinal. Así que hay que decir bien alto que, así que como en el Asia mesopotámica se domesticó el trigo y otros cereales, y en Méjico los pimientos, tomates, etc., los antiguos pobladores del valle del Ebro, seguidos por los actuales agricultores, tienen el mérito de haber domesticado la borraja. Pongámonos, pues, una medalla, aunque sea más pequeña que la de los mesopotámicos o los aztecas.

Raro es el habitante de las riberas del Ebro que no le gusta la borraja por su reconocida ligereza y beneficios digestivos. Mis hijos que se han criado en la zona y ahora viven fuera de Aragón, cuando vuelven, lo primero que piden a su madre es un plato de borrajas.

Como este blog también va dirigido a todos los públicos, con perdón de los habitantes del valle del Ebro, voy a tratar de reflejar aspectos que seguramente son desconocidos para otras personas.
 
Las partes comestibles de la borraja son los pecíolos de las hojas, es decir, la misma porción que se consume en el cardo de huerta, aunque en el caso de la borraja no es necesario el blanqueo. El hortelano busca un buen desarrollo longitudinal de los pecíolos que forman un ramillete que es lo que se comercializa, ya como planta entera, ya el mismo ramillete desprovisto de los limbos de las hojas. Últimamente también se presentan los pecíolos troceados en bandejas, listos para ser hervidos, que es la forma habitual de preparación junto con unos trozos de patata, para después aliñarlos con un buen aceite de oliva. A veces, la planta sobrepasa el momento ideal de comercialización y en el centro del ramillete termina desarrollándose el escapo floral, constituido por una serie de tallos huecos que, cuando están tiernos, son tan comestibles como los pecíolos. A mí personalmente me parecen más sabrosos que los pecíolos convencionales.
 
 
Figura 1. Matas de borraja recién cosechadas para su mercadeo.
                            
 
El nombre común y el de la especie botánica (Borrago officinalis) hacen referencia a una característica típica de estas plantas, de presentar una especie de borra que puede llegar a ser pinchuda. Ello evidentemente dificulta su preparación que antiguamente, aún hay gente que lo hace, requería su pelado con guantes. Sin embargo, hoy en día ya no es necesario debido a varias circunstancias producto de la modernidad, que sin duda han favorecido el incremento de su consumo. Dichas circunstancias son la aparición de la olla a presión, cuya intensa cocción hace desaparecer la borra existente, el cultivo en invernadero, que proporciona un ambiente a la planta mucho más benigno que el del aire libre, lo que se traduce en el desarrollo de una borra mucho más suave (De hecho, las plantas cultivadas al aire libre suelen ser más pinchudas que las de invernadero, pero para mi gusto son más sabrosas) y los pecíolos troceados en bandejas, listos para ser hervidos como se ha apuntado más arriba.
 
 
Figura 2. Borra en el borde de la hoja de borraja
 

 
Figura 3. Cultivo de borraja en invernadero.
 
Si la planta de borraja ha llevado un cultivo normal, debe presentar unos pecíolos largos, de más de un palmo, mejor entre 40-50 cm, y que como mucho haya empezado a echar el escapo floral. Debe presentar un aspecto fresco y turgente. Si se presenta con las hojas completas, éstas no deben amarillear y estar tersas. Si la planta tiene los pecíolos cortos, el escapo floral muy desarrollado y presenta limbos amarillentos, lo más seguros es que obtengamos un producto fibroso.
En una próxima entrega (*) repasaremos aspectos dietéticos y culinarios. Entre ellos una receta novedosa, pues no la he encontrado en ninguna otra parte.

(*) Más información en la entrada de este blog de 3/12/2014.
 
 

 

sábado, 28 de septiembre de 2013

ASTERACEAS O COMPUESTAS


En la entrada anterior hablé de los distintos tipos de lechugas. Las lechugas pertenecen a la familia de las compuestas o asteráceas (ver la tabla de mi primera entrada al blog).  Se las denomina compuestas porque la inflorescencia o cabeza está compuesta de numerosas flores agrupadas en una cabeza o estrella. Por este último término también se les denomina asteráceas, del término griego aster: estrella. Ver la foto de la flor de lechuga de la entrada anterior que en realidad es una inflorescencia o cabeza.

Las asteráceas de huerta están divididas en las aprovechables por sus hojas (lechuga y achicorias) que requieren el blanqueo de sus hojas para el consumo y tienen numerosas propiedades benéfico-digestivas, y alcachofa y cardo, que como veremos se aprovechan de otra forma y también tiene numerosos principios activos. Las achicorias son la escarola, la endibia y la propia achicoria de huerta. De todas ellas iremos tratando poco a poco.

Por adelantar algo, la escarola es la ‘lechuga’ de invierno, mientras que la endibia es la ‘lechuga’ de verano, épocas en las que es más difícil producir la propia lechuga. Así que como consumidores debemos pensar que será más barato y probablemente más sano, comer escarola en invierno y endibia en verano en lugar de la propia lechuga.

 

martes, 17 de septiembre de 2013

EL MUNDO DE LAS LECHUGAS

EL MUNDO DE LAS LECHUGAS

 
 
 
Flor de lechuga
 

Al hilo de la portada de este blog, donde podemos ver diferentes tipos de lechuga, conviene darles un repaso. Se pueden clasificar en varios grupos:
 
1. Sueltas y acogolladas.

Existen dos grupos principales de lechuga, las que no acogollan fácilmente y las que forman un cogollo en toda regla. Las primeras, que son las más populares en España, se les denominan genéricamente ‘romanas’ (en inglés Cos) y también reciben muchas veces la denominación de ‘oreja de mulo’. Esta última apelación se debe a que poseen unas hojas alargadas, que recuerdan a una oreja de mulo. Tienden a formar un cogollo pero bastante suelto, por lo que generalmente los agricultores ayudan a mantenerlo colocándo una goma elástica alrededor, con el fin de facilitar el blanqueo. Son las más apreciadas en el centro, este y sur peninsular pero, a medida que nos vamos hacia el norte las preferencias cambian hacia una lechuga que acogolla perfectamente, por tener las hojas redondeadas y arqueadas. Este grupo recibe el nombre técnico de ‘batavias’ y a veces el popular de ‘crispillas’ porque suelen tener las hojas más rizadas que las 'romanas'. Otros términos extranjeros que hacen referencia a este grupo y que a veces se manejan en el comercio son ‘grandes lagos’ e ‘iceberg’.

 
 
Lechugas Romanas atadas para su blanqueo
 

Desde el punto de vista gustativo, las ‘romanas’ tienen una textura de hoja fuerte, es decir, muy crujiente, y un sabor muy dulce. Las ‘batavias’ tienen una textura de hoja fuerte pero no tanto como las ‘romanas’, siendo también algo menos dulces. Para quienes no están acostumbrados a comer las ‘romanas’, éstas les suelen parecer unas lechugas bastas, mientras que los que consumen ‘romanas’ encuentran poco sabrosas a las ‘batavias’. De ahí esa diferencia de consumo entre distintas zonas de la península, aunque hay lugares que se han aprovechado de ambas culturas culinarias y tradicionalmente han consumido unas y otras, como es la ciudad de Tudela en Navarra.

En España, particularmente en Cataluña, se consume a veces un tipo de lechuga que es intermedio a ‘romanas’ y ‘batavias’, denominadas ‘maravilla de verano’ porque suele cultivarse en verano para sustituir a las primeras, cuyo cultivo en esa época es más difícil.
 
                                              2. Cogollos y minis.

 Los populares cogollos y las lechugas mini son variedades de poco desarrollo vegetativo del tipo ‘romanas’, por lo que también son más sabrosos y tiernos. El éxito actual de cogollos y minis está residiendo en que, por requerir menos limpieza que las lechugas normales, son más aprovechables, y en que, por su tamaño, se ajustan mejor a las unidades de consumo de las familias pequeñas.

3. Otras lechugas (mantecosa, hoja de roble)

Si Ud. viaja al norte de Europa y en uno de sus restaurante le sirven ensalada, no le van a ofrecer con mucha seguridad, ninguna de las lechugas anteriores sino otra de hoja más verde y más blanda, a la que tampoco le encontrará mucho sabor. Allí consumen unas lechugas que pertenecen a otro grupo denominado ‘trocadero’ o ‘mantecosas’. Son lechugas que forman un cogollo no muy apretado, más bien flojo, y cuyas hojas son de textura blanda y sosas para nuestro gusto. Últimamente, por su aspecto más abollonado y su coloración violeta, también se están ofreciendo lechugas con hojas que recuerdan a las de roble y con pigmentaciones antociánicas (violetas).
 
 
Lechuga Mantecosa violeta
 
 

Si alguien quiere saber más sobre las batavias y su cultivo en España remitimos a la publicación:

GIL ORTEGA, R., 1975.  Zonas y épocas de producción de lechu­ga 'Grandes Lagos'. Hoja Técnica INIA, 46, 36 pp.