A continuación
damos unos consejos para el hortelano aficionado.
La planta del cardo, como la de la alcachofa, es
herbácea y perenne.
El cardo se cultiva al aire libre, siendo
una típica hortaliza de invierno, aunque últimamente se puede encontrar también
en final de otoño y principio de primavera.
El cardo tolera ligeramente las heladas aunque algo
más que la alcachofa, dependiendo los daños causados, de la temperatura que se
alcance durante la helada y del estado vegetativo de la planta.
La plantación del cardo se suele realizar en
verano. El blanqueo hay que iniciarlo entre uno y dos meses antes de su
cosecha, atando los cardos. Para conseguir una penca de más calidad es
recomendable envolver la planta en plástico negro (Foto 1), o mejor, en sacos de
papel o, todavía mejor, en tierra. Lo de envolverlos en tierra creo que ya es
historia, sólo algunos hortelanos de a pie lo siguen haciendo por lo costosa
que es la operación. La duración normal de una plantación es de 2-3 años. Las plantaciones viejas hay que dejarlas
reposar en verano. El reposo estival se
suprime con el riego. En la brotación subsiguiente se puede aclarar el número
de rebrotes al deseado. Cuantos menos dejemos mayor será su vigor.
Un alto porcentaje del cardo español es
transformado industrialmente mediante conserva y congelación, teniendo bastante
éxito entre los consumidores, probablemente por las dificultades que encierra
su preparación doméstica para el consumo.
Por ello, su inclusión en platos preparados y semipreparados y las
nuevas conservas de calidad, en frasco, sobre todo teniendo en cuenta que sus
propiedades le hacen ser un factor de salud.
Como curiosidad el cardo también se ha ensayado en
los últimos años como combustible, una vez seca la planta completa. Yo los
utilizo en mi estufa.
Atención a Cynar (Cynara), que funciona como
chupito digestivo en Italia, al igual que el pacharán en el norte. Cynar es una
solución que se obtiene a partir de la ‘alcachofa’.