Los frutos de fresa que hoy encontramos comúnmente en
los mercados de España son en realidad fresones, conocidos como frutillas en Latinoamérica.
El origen de las frutillas o fresones es americano. Las primeras plantas fueron
traídas en el siglo XVIII por los franceses desde Chile, donde las cultivaban
los indígenas. Hasta entonces, en Europa consumíamos fresas, que podían ser con
dificultad cultivadas, o bien, recogidas en nuestros montes. Hoy las pequeñas
fresas, muy aromáticas, han pasado a ser un capricho ante la exhuberancia del
fresón.
Flor de fresón
Voy a incidir algo en las denominaciones latinas para
aclarar algunos temas porque a veces se leen comentarios que llevan a
confusión. Uno de estos comentarios leído en internet (en internet a veces se miente, salvando este blog) decía que ‘cómo es posible que consumiéramos con
toda tranquilidad fresones que son seres octoploides’. Esto que podía ser
preocupante en realidad es una evolución natural de este cultivo. La fresa de
monte, con fruto del tamaño de un garbanzo, Fragaria
vesca, es diploide, es decir, sus células tiene dos juegos de cromosomas
que es lo habitual en los seres vivos. Pero la naturaleza es caprichosa y por
evolución natural en América se desarrollaron dos especies octoploides (ocho
juegos de cromosomas por célula), Fragaria
chiloensis y Fragaria virginiana.
Hay otras especies de Fragaria tanto
en América como en Europa, pero para el caso que nos ocupa el cruce entre
chiloense y virginiana dio lugar a la fresa hoy cultivada cuya denominación
técnica es Fragaria x ananasa, el
octoploide con el que disfrutamos en la actualidad, porque los ocho juegos de
cromosomas la hacen gigante.
Pero
ese disfrute es producto no sólo del gigantismo sino de otras técnicas que la
horticultura moderna ha desarrollado como veremos más abajo.
Valor dietético.
El fruto destaca por su alto contenido en vitamina C,
flavonoides, agua y sales minerales, con bajo contenido en sodio.
Calendario de cosecha y comercialización
La
fresa era un producto de primavera verano, pero las nuevas técnicas de
producción invernal en el sur de España la han convertido en un producto de
invierno y primavera. Lo que no quiere decir que sean mejores, ya que los
productos alcanzan su maduración mas completa en las condiciones climáticas que
requieren en su ciclo natural, en este caso en primavera y verano.
Plantación de fresas sobre empajado
Propagación.
A la izda. estolón emitido por la planta madre
Estolón listo para plantar
Pero
el cultivo de la fresa también se ha desarrollado por otra de las más depuradas
técnicas que se aplican en horticultura. Esta planta necesita sufrir el frio
invernal para que florezca en primavera, pero si recogemos los estolones listos
para plantar y los conservamos en frigorífico durante el tiempo requerido
obtenemos lo que se llama planta ‘frigo’ que podemos plantar cuando nos
convenga, pues tiene satisfechas sus necesidades de frio artificialmente. La
planta ‘frigo’ es la base de los cultivos de Huelva que por su clima templado
invernal les permite producir fresa en puro invierno.
La
cuestión para un aficionado es si podrían utilizarse los hijuelos (estolones)
naturales para nuevas plantaciones. Teniendo en cuenta que la plantación de
fresa puede durar varios años, no es recomendable esta práctica, ya que las
plantas durante el cultivo son infectadas por virus que disminuyen la producción,
sobre todo si está cultivando en zona cálida. Así pues, cuando sus plantas reduzcan
la producción, compre nuevos estolones. Porque además la nueva planta bien ha
sido propagada ‘in vitro’ pero a partir de ápices meristemáticos que están
exentos de virus, o bien ha sido producida en zonas frías donde al no haber
pulgones no se produce la infección por virus.
Las fresas silvestres seguirán siendo recogidas en
nuestros montes, ya que su cultivo es prohibitivo por la cantidad de mano de
obra que exige la colecta de sus diminutos frutos. Sin embargo, hay
restaurantes dispuestos a comprarlas a buenos precios, lo que podría ser una
fuente de negocio.
Receta.
La
forma más simple de preparar unas fresas es cortándolas y espolvoreándolas de
azúcar para dejarlas en maceración durante unas horas. Así las podemos tomar en
su jugo. Si en el momento de espolvorear el azúcar le añadimos un chorrito de
algún licor de nuestro gusto, un vino añejo, mistela o moscatel, le daremos un
toque diferente.
¡Qué aproveche!
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