Pues porque las plantas no pueden salir
corriendo ante el enemigo como hacemos los animales. Esa debe de ser la
principal razón de que hayan tenido que desarrollar diferentes mecanismos de defensa,
entre ellos una numerosa batería de antioxidantes, para luchar contra sus depredadores, generalmente insectos,
hongos, bacterias, virus, etc. En estos casos se establece una relación en la que es
frecuente que el patógeno causante de una enfermedad reaccione mutando para
superar el dispositivo químico de la planta. Lo que sería funesto para la
planta. Pero también, a veces, la planta (mejor sería decir la especie) ha sido
capaz de volver a responder y entonces es el insecto, hongo, virus, etc., el que desaparece
o bien tiene que buscar otra especie sobre la que alimentarse.
Suele ocurrir que el producto químico desarrollado por una planta para su defensa esté basado
en un único gen (carácter monogénico). En otros casos, el desarrollo del antioxidante
es debido a la acción de diversos genes (carácter poligénico). En cualquier
caso, estos productos son en general beneficiosos para el hombre.
Hay un episodio muy importante en la
historia de Irlanda sobre el mildiu de la patata. Esta especie solanácea fue
introducida de América y tuvo un éxito relativamente rápido en Europa. Al principio todo eran
bendiciones sobre la patata. Pero con los
tubérculos también llegaron algunas esporas del mildiu que tardó unos cuantos años en propagarse
en su nuevo hábitat. Sin embargo, llegó su momento en 1845 cuando se dieron las condiciones
óptimas, altas humedades y temperaturas, para su propagación en Irlanda. Destrozó las plantaciones de patata
provocando una hambruna que en cinco años produjo más de dos millones de muertes
y una cantidad similar de personas que tuvieron que emigrar, reduciéndose la población del país en un
cuarto del total.
En el tema del mildiu de la patata la
resistencia más conocida es de tipo monogénico. En este caso la naturaleza le
ha dado al patógeno la capacidad para mutar y volver a infectar a la patata.
Cuando el hombre introduce, mediante mejora clásica, una variante del gen de
resistencia en la patata, el patógeno puede volver a mutar y esta situación se
puede alargar en el tiempo. Por eso se intenta buscar resistencias basadas en
varios genes (caracteres poligénicos) que se sabe son más estables, pues el patógeno tiene que luchar en varios frentes a la vez.
El gen BT incorporado al maíz transgénico
ya ha sido doblegado por el taladro que se pretende controlar, con lo que se
han tenido que desarrollar nuevas técnicas para proteger el uso del maíz
transgénico. Por no describir otros efectos adversos sobre la flora y fauna
colindante (Ver entrada anterior sobre transgénicos-Noviembre 2013).
Entre los antioxidantes desarrollados por
las plantas muchos son beneficiosos y algunos
tóxicos también para los animales, entre los que se encuentra el hombre (ya hablamos del caso
de la solanácea dulcamara en mi primera entrada). Al hombre le ha costado muchas sorpresas el
conocer los efectos colaterales de algunas plantas, entonces ¿por qué tener que
admitir el cultivo de nuevas plantas transgénicas?
Los humanos huimos de un vendaval, las
plantas utilizan su flexibilidad. Está claro que nos sobrevivirán en el
planeta Tierra.
Moneda del emperador Constante (346-350
d.c.): Mientras que los soldados huyen las plantas resisten al vendaval.
No hay comentarios:
Publicar un comentario