Uno de los mayores cambios sufridos por el tomate,
aunque en realidad quien lo ha sufrido es el consumidor, son los modernos
tomates técnicamente conocidos como ‘larga vida’. Mientras que los
tradicionales son grandes y carnosos, es decir, con una buena combinación de
carne y jugo, los ‘larga vida’ son tomates no tan grandes, poco carnosos y
apenas jugosos. No son en absoluto recomendables frente a los tradicionales,
pero han tratado de ser impuestos, no por los agricultores, sino por los algunos
agentes comerciales que los prefieren porque no se pudren o se pudren muy
lentamente, lo que permite un mejor manejo comercial con menos pérdidas.
Hay zonas donde todavía hay agricultores que cultivan
y venden los tomates tradicionales. Como consumidor debería saber que si quiere
esos tomates tendrá que pagarlos más caros que los modernos, porque encierran
más problemas de cultivo y desde luego de manejo comercial, como ha quedado
antes explicado. No es posible obtener un tomate tradicional, es decir jugoso y
carnoso que además se conserve prolongadamente, porque lo natural en el fruto
del tomate es pudrirse para liberar las semillas en la naturaleza y así
reproducir la especie. Y evidentemente un tomate más jugoso y carnoso se pudre
antes.
Si Ud. quiere disfrutar de los tomates de toda la
vida, sepa que en España hay numerosas variedades tradicionales españolas. Cada
comarca o cada pueblo pueden tener la suya. Por citar algunas: San Pedro, Gordo
Liso, Terrades, Muchamiel, Pometa, Tres Cantos, Corazón de Buey, Mallorquín,
Valenciano, Zaragozano, Montserrat, etc. Afortunadamente todavía siguen en
manos de aficionados y si no siempre se podrá acudir a un banco de germoplasma
de hortalizas.
Finalmente una aclaración, los tomates ‘larga vida’ no
son tan sabrosos como los tradicionales pero hay que desmentir lo que a veces
se oye sobre su origen transgénico, pues se han desarrollado por mejora
genética convencional.
Entre
los tomates más ricos, primero se popularizó el denominado tomate RAF. Que a mi
modo de ver es un tomate que se había cultivada en las costas mediterráneas, y
se sigue cultivando, con las denominaciones de Muchamiel, entre otras en
España, y Marmande en la costa mediterránea de Francia. Su principal
característica es que es muy precoz, grande y acostillado.
Recientemente
se ha popularizado el tomate Rosa que estaba en manos de agricultores
aragoneses, principalmente de la
provincia de Huesca. Es un tomate de fruto grande, redondeado, ligeramente
aplastado, liso y de producción tardía.
Tomate 'Rosa'
En
esta variedad de tomate, como aficionado a su cultivo, he observado que algunas
plantas, por decirlo de alguna forma, son fuera de tipo (técnicamente se las
podría llamar quiméricas: aborta el ápice principal y se produce una rebotación
más o menos ordenada). Lo he comentado entre aficionados, y mi amigo J.
U. me lo ha confirmado. Con estos precedentes le pedí a la investigadora del
CITA de Zaragoza, C. M. que si podía estudiarlo y en ello se está. Cuando se
sepa algo al respecto lo comentaré en este blog. También agradecería que
cualquier agricultor o aficionado confirmara la existencia de esas plantas.
A la izda. planta con ápice abortado
A la dcha. planta de crecimiento normal
Hay
otros muchos tomates autóctonos en España, que llegaron
desde América, también al resto del mundo, tras el descubrimiento. Allí fue
domesticado en México, donde curiosamente se le conoce a veces como jitomate, o
en mexicano, xitomate.
Pero con el tomate volveremos en próximas entradas,
pues todavía nos queda ‘mucho tomate’.
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