En la
entrada anterior sobre borraja (28-09-13) prometía repasar aspectos dietéticos
y culinarios de esta planta que como veremos no son pocos. Así que vamos al
ataque.
El nombre
oficial de la planta Borrago officinalis L., nos indica que es propia de la ‘oficina’ de farmacia o botica. Es
decir, que cuando Linneo bautizo a esta especie ya se sabía que tenía
propiedades curativas.
Cuando yo estaba activo profesionalmente, nos contactó un investigador inglés, de cuyo nombre no me acuerdo, que sabedor del cultivo de la borraja en nuestra tierra quería explorar la posibilidad de comprar semilla para una farmacéutica inglesa con objeto de abaratar la producción de aceite de borraja. Nos visitó y le acompañamos a visitar algunos agricultores con los que no llegó a acuerdo alguno. Finalmente, visitamos al principal productor de semilla de borraja, podríamos decir del mundo, Semillas Verón en Calatayud (Zaragoza-España), que nos invitó a comer, de primero por supuesto borraja, de segundo costillas de ternasco a la brasa y de postre melocotón en vino. Todo de la tierra aragonesa. A pesar del banquete, tampoco acordaron nada. Así que el inglés se fue con la copla de que había que seleccionar plantas de borraja que retuvieran la semilla en la planta para así colectarlas mecánicamente y abaratar su coste. No sé en qué habrá quedado todo esto pero la genética clásica, yo bien lo sé, da muchas posibilidades y esto podría ser una buena línea de trabajo para investigadores y aficionados.
Para más beneficios, la semilla de borraja también tiene un alto contenido en otros ácidos grasos esenciales tipo Omega. Sobre cuyos beneficios no voy a incidir pues son bien conocidos.
Qué tendrá la borraja que las abejas liban con
preferencia sus flores.
Y ahora un par de apuntes culinarios: Borrajas con
alcachofas y Crespillos de borraja.
Borrajas con alcachofas.
Este plato no lo he visto reseñado en el principal
libro de recetas sobre borrajas que conozco y para mí es producto de la
casualidad, pero quizás no para algún hortelano aficionado.
En una ocasión, yo recogí borrajas en mi huerto y al
recogerlas en puro invierno cogí un par de cabezas de alcachofa. No recogí más
porque en Zaragoza en puro invierno las alcachofas están poco activas. Se me
ocurrió añadirlas a la cocción de las borrajas y el resultado fue que las
borrajas recibieron una degustación diferente y agradable.
Otra curiosidad de este plato. Limpié las borrajas.
Cuando estaban en remojo les añadí las dos alcachofas limpias y troceadas pero
observé que las alcachofas no se ennegrecían en las zonas de corte como es
habitual en ellas. De hecho, cuando se hacen solas, al agua hay que añadir zumo
de limón para evitar ese fenómeno. Conclusión, algo que ya sabemos, la borraja
tiene poderosos antioxidantes.
Crespillos.
Este es un dulce que se hace a partir de la borraja
y que está emparentado con los paparajotes de Murcia. Pienso que se hacen de
forma parecida. Los paparajotes con hojas del limonero y los crespillos con
hojas de borraja. Hay disquisiciones sobre si la hoja de borraja debe de ser
pequeña o grande. Da lo mismo, siempre que esté tierna, fresca, pues nos la
vamos a comer prácticamente cruda. Para ello, se seleccionan y lavan las hojas rebozándolas
en huevo batido, donde se puede añadir un licor, anís le va bien, pasándolas
por harina, es decir rebozándolas, para dorarlas en aceite de oliva bien
caliente. Buen provecho.
Para una tercera entrega sobre borraja dejamos el
tema de las diferentes variedades de borraja, que las hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario